Pero el tiempo pasaba y seguí consumiéndome poco a poco, sin saber como añadir a mi vida esa emoción que necesitaba para sentirme viva.

-¿Puedes cogerme en brazos y llevarme contigo?- pregunté.
-Aún mejor. Puedo hacer que tengas tus propias alas.- contestó sonriendo.
Así, empezó a coser a besos unas alas en mi espalda. Enormes, preciosas. Y al terminar nos alzaos hacia el cielo.
Desde entonces, no hemos parado de viajar juntos por encima de las nubes.
Y me siento vida.
Porque qué bonito es volar como los pájaros. Libres, sabiendo que podemos tomar cualquier camino y, aún así, ir juntos en la misma dirección.
L.
@palabrasdesdeelcorazon
Me ha gustado tu relato mucho. Para mi tiene mucho sentido. Un abrazo guapa
ResponderEliminar¡Muchas gracias por tus palabras! Me alegra que te haya gustado :) Un abrazo para ti también.
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