Anclada al suelo, como un planta echando raíces. Pero marchita. Necesitaba libertad, necesitaba nuevas aventuras.
Pero el tiempo pasaba y seguí consumiéndome poco a poco, sin saber como añadir a mi vida esa emoción que necesitaba para sentirme viva.
Entonces apareció él. No sabía muy bien como iba a poder ayudarme, hasta que abrió un par de alas enormes. Me quedé maravillada observándolas y mis pies empezaron a salir de la tierra.
-¿Puedes cogerme en brazos y llevarme contigo?- pregunté.
-Aún mejor. Puedo hacer que tengas tus propias alas.- contestó sonriendo.
Así, empezó a coser a besos unas alas en mi espalda. Enormes, preciosas. Y al terminar nos alzaos hacia el cielo.
Desde entonces, no hemos parado de viajar juntos por encima de las nubes.
Y me siento vida.
Porque qué bonito es volar como los pájaros. Libres, sabiendo que podemos tomar cualquier camino y, aún así, ir juntos en la misma dirección.
L.
@palabrasdesdeelcorazon
viernes, 10 de marzo de 2017
lunes, 20 de febrero de 2017
Dejarlo fluir
Te fuiste, y no podía entenderlo. No sabía porqué te ibas, qué era lo que había hecho mal, en qué había fallado. Me culpé durante mil y un noches sin saber porqué, me llamaba estúpida a mí misma por haberte perdido. Hasta que el tiempo fue curando y lo comprendí. Nunca te perdí porque nunca fuiste mío. Porque nos empeñamos en algo que no era. Porque intentamos que tú me quisieras de la misma forma en yo te quería a ti. Y ese fue nuestro error. Que no se puede obligar al corazón a querer, porque el amor no se puede forzar. Simplemente hay que dejarlo fluir.
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